Durante la reciente Reunión de Rectores del Grupo Montevideo, realizada en nuestra ciudad, se amplió el análisis sobre acciones en común que las Universidades Latinoamericanas abordan en diversos congresos, encuentros e -incluso- en actividades promovidas por los organismos educativos oficiales, que incluyen el debate sobre el compromiso y responsabilidad social que les compete. Uno de los conferencistas invitados, el Dr. Miguel Rojas Mix, expuso “Para una filosofía de la Universidad Latinoamericana”. Si bien razones de espacio no nos permiten reseñar el contenido de su disertación, cabe referir a algunos de sus aspectos.
Rojas Mix destacó que si el saber debe servir al hombre, “saber servirse” alude también a la pertinencia. Que “desde una filosofía nos planteamos la pertinencia del saber”.
En ese sentido, es necesario contextualizar dentro de América Latina a nuestra universidad, “lo que nos señala dos rutas: la realidad en que se produce el saber y el destino que damos a ese saber”. Situada en ese contexto, la universidad debe transmitir la identidad y enseñar a pensar en latinoamericano, para que sea conducente y permita abordar con pertinencia la información ajena. “La sociedad de la información no nos pertenece. Pero sí la sociedad del conocimiento, que es la información seleccionada y procesada  de acuerdo a nuestros intereses. La sociedad del conocimiento la creamos nosotros”. En territorios como los nuestros, que presentan las mayores desigualdades sociales del planeta, debemos valorar el capital humano, que será el principal recurso de todos cuantos disponemos.
Señaló también Rojas Mix, que “las nuevas tecnologías generan cambios de inteligencia. Estamos pasando de una inteligencia alfabética a una inteligencia visual. De una inteligencia analítica, estructurada y jerarquizada, como es la inteligencia del logos, a la inteligencia del ícono que no tiene una sucesión de orden, que es genérica. No descompone el contenido del pensamiento sino que lo evoca globalmente, designando categorías, más que individuos. Con el desarrollo de la inteligencia visual pasamos a la cultura del imaginario. Los últimos años se han caracterizado por una gradual pérdida de la afición por la lectura y un considerable aumento del consumo de imágenes”.
Al pensar el rediseño de nuestras instituciones para que sean capaces de adaptar sus medios a las nuevas necesidades sociales e individuales y a las nuevas formas de conocimiento e inteligencia, será “indispensable un nuevo pacto académico curricular, que incorpore -entre otras- la cultura de paz, los derechos humanos, la cultura visual, la bioética, la biodiversidad”.
Tras sostener que “la universidad debe formar en los valores de nuestra identidad y con un proyecto de futuro, que en el fondo son la misma cosa, porque las raíces de la identidad, en realidad no están en el pasado,  están en el futuro”, Rojas Mix señaló que “la lucha contra la pobreza, la equidad y la democracia son temas éticos que necesariamente movilizan a las universidades. El compromiso social fue el incentivo de la Reforma Universitaria de Córdoba”. Al afirmar que “es indispensable anticipar el futuro, pero nuestro futuro. No educar para el futuro ajeno” indicaba que “ello implica la paradoja de entender que nuestro futuro cada vez está más inserto en un futuro planetario” y que “el error estaría en confundir tempos y situaciones. El ritmo o la velocidad de ejecución  y la situación de las sociedades desarrolladas es uno, y el de las sociedades en desarrollo es otro, y requieren una construcción de futuro diferente”.
El debate sobre estas problemáticas en las universidades latinoamericanas es también -obviamente- el nuestro. Argentina requiere adoptar decisiones sobre su educación superior. Tal vez una de las primeras signifique la aprobación de una nueva ley, sobre cuya necesidad existe amplio consenso. Es posible que recoja los anhelos de un proyecto en común, siempre vigente.