Transitamos una era en que la generación y apropiación del conocimiento impacta directamente en el crecimiento productivo del país. Esto hace necesario desarrollar políticas conjuntas entre el Estado, las Universidades y los Sectores Productivos traducidas en acciones que impacten en la sociedad.
La Universidad debe cumplir un rol protagónico como generadora de conocimiento. Enfrenta hoy la necesidad de implementar políticas de ciencia, tecnología e innovación, en un contexto de crisis y debate sobre la orientación y prioridades en la aplicación de sus recursos. Estos requerimientos deben contar con estrategias y metodologías aptas para asegurar una adecuada vinculación con la sociedad, requisitos básicos para un modelo de universidad capaz de dar respuesta a los nuevos contextos competitivos.
Si bien el Estado Nacional requiere un compromiso de los sectores de Ciencia y tecnología en la generación y transmisión del conocimiento, no existen aún políticas claras que valoren académicamente esta actividad entre los docentes investigadores o entre las Instituciones Universitarias.
Aunque algunos organismos están trabajando en la construcción de mecanismos de valoración y evaluación de la actividad (CONICET, CIN a través de la red de vinculación tecnológica, CONEAU, Programa de categorización de los investigadores, algunas Universidades Nacionales, etc.),  son, por el momento, acciones aisladas que marcan grandes diferencias de criterios entre si.
La vinculación tecnológica ha alcanzado un desarrollo importante en Latinoamérica, donde en algunos países emergen políticas públicas para su orientación, coordinación y fomento. En nuestro país, es necesario definir indicadores de la actividad. Existen algunos criterios estandarizados a nivel internacional y algunas experiencias incipientes a nivel regional que constituyen un punto de partida.
La construcción de indicadores conlleva una reflexión acerca del proceso social mediante el cual son generadas las actividades analizando los distintos actores involucrados. Implica la generación de consensos, requiere de un trabajo acumulativo sobre la base de las experiencias en marcha y una normalización desde un piso mínimo con un proceso gradual de ampliación.
La reflexión anterior pretende resaltar la necesidad y complejidad de desarrollar estándares de comparación a partir de la construcción de indicadores que den cuenta de las actividades de vinculación tecnológica de las universidades. El problema se está abordando y se espera tener en breve mecanismos claros de evaluación de la actividad, tal como en otras áreas académicas y de investigación.