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Mg. Juan Carlos Mantero
Maestría en Desarrollo Turístico Sustentable
Universidad Nacional de Mar del Plata

A comienzos de septiembre, en las vísperas de la primavera ha comenzado a multiplicarse la actividad turística en las diferentes dimensiones que convergen en su devenir, periódicamente intensificado, por incidencia de la naturaleza y la disposición y el humor de las personas.

La dimensión recreativa y creativa que propone la actividad turística no se interrumpe y hace del flujo de la gente, del atractor que le impulsa y de las oportunidades que se presentan objeto de reflexión. Resulta sintomático observar las reuniones y los congresos que se realizan para conocer y propiciar el desarrollo de una actividad que,aún  conocida, nocesa en cada instante de asumir mutaciones y producir innovaciones, se localicen en Mar del Plata.

La frívola connotación de una actividad que es objeto de práctica complaciente y creciente de los argentinos, encubre con frecuencia la tarea sistemática y continua que se desarrolla en ámbitos académicos para mejor comprender  sus alcances y significados en la sociedad contemporánea, donde el tiempo y el espacio constituyen el sustento de sus múltiples actividades.

Visibles en la fluencia de los huéspedes e invisibilizadas en la acogida de los anfitriones, la recreación y el turismo de unos se proyecta en la producción y el servicio de otros, en una dialéctica de desarrollo de las personas y las comunidades, en alternancia recre4ativa y productiva.

La puesta en valor del tiempo disponible del turista y del espacio usufructuable del destino conforman la instancia donde convergen la expectativa de unos y la realidad de otros, donde el paisaje que seduce se torna el escenario de la actividad. Los indicadores numéricos suelen encubrir el alcance cualitativo de las implicancias sociales, económicas y culturales, cuanto las aspiraciones y proyecciones que se nutren de las calidades del encuentro.

Descubrir lo encubierto es reconocerle a la actividad turística su incidencia en las relaciones sociales, signadas por la juventud, que se comparte más allá de los años de cada uno, en las innovaciones tecnológicas, que reducen al mínimo tiempo las máximas distancias que separan a los turistas de los destinos apetecibles, en los beneficios económicos, que genera la energía recuperada en el descanso y la distensión y el acceso alos bienes y servicios requeridos por los usuarios y consumidores.

Si la primavera es una estación propicia para la actividad, no lo es sólo por la condición climática sino por el consenso en valorar la oportunidad de un relax necesario y de un intercambio fructífero, que hace a una mejor disposición laboral

inmediata y al reencuentro con el tiempo de los afectos, en condiciones socialmente menos intensas y dispersas de aquellas que propone el verano. En suma, confluencia y convivencia.

El turismo, en tanto realidad objetiva, requiere de un desplazamiento a otro lugar diferente del lugar de la cotidianeidad; sin embargo, en tanto realidad subjetiva, puede darse  a través de un desplazamiento a otro tiempo diferente del tiempo de la cotidianeidad, accediendo al uso y goce de oportunidades recreativas subestimadas, sin exigencias de traslados a distancia… lo diferente y plausible de conocer y gozar suele estar más próximo y viable que aquello que uno supone requisito necesario para distenderse y recrearse en tiempos suficientes y a costos accesibles.

El uso y goce recreativo del tiempo más inmediato y del espacio más próximo, natural o cultural, es una instancia que nos forma para apreciar y usufructuar tiempo y el espacio turístico, más mediato y más distante, al permitirnos advertir la identidad de cada lugar en cada momento y asumir los valores de lo habitante y del visitante, confiriendo entidad y dignidad a la diferencia.

La primavera,además de estación natural,es un estado cultural de disponibilidad que nos ofrece la naturaleza, asociado al florecer de nuestras potencialidades para acceder a lo diferente de cada persona, de cada lugar y de cada acontecer. A Mar del Plata es factible re-conocerla en sus atributos, apreciar la diversidad de la región que le da sentido y que le hace escenario de múltiples actividades para certeza de sus habitantes y aventura de sus visitantes.

La urbanidad de Mar del Plata es la condición que, a partir un soporte natural disruptivo y atrayente, propone la convivencia de personas de diferente arraigo y disímil procedencia habitando una localidad de ritmos y espacios cuya  diversidad permita satisfacer inquietudes imaginadas y apetecidas, incluso superando   carencias, disimulando deficiencias y obviando dificultades.    

Poseer en el entorno urbano mares y sierras, playas y colinas, llanos y lomas, arroyos y lagunas, hace de cada una de las rutas que confluyen en Mar del Plata, vías de acceso, caminos y sendas, itinerarios que en cada una de las imágenes apreciadaspermiten concebir escenarios de las actividadesmas diversas.

La puesta en valor urbanístico y paisajístico requiere todavía garantizar el más amplio acceso a losusuarios que aspiran a satisfacer sus necesidades evitando transformar cada oportunidad de ocio en ocasión de negocio, restringiendo las aspiraciones de la sociedad a los intereses del mercado. La inclusión y la equidad pueden hacerse realidad no sólo a través del empleo y la producción sino en el uso y goce de tiempos y espacios mediando el desarrollo sustentable, equilibrado y austero de nuestros recursos territoriales.

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