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Se llevaron a cabo las VI Jornadas Críticas como parte de las actividades académicas y de extensión propiciadas por el Centro de Letras Hispanoamericanas (CELEHIS), radicado en la Facultad de Humanidades de la UNMdP. La actividad se desarrolló en el marco del cierre del seminario de posgrado denominado “Memoria, olvido, historia y ficción”, dictado por las doctoras en Letras María Coira y Rosalía Baltar. La apertura de las jornadas estuvo a cargo de la Dra. Aymará de Llano, directora del CELEHIS. Más tarde se procedió a lectura y comunicación de las ponencias de trabajos de graduados que cursan estudios de posgrado en nuestra Facultad (Maestrías en Letras e Historia, Doctorados en Letras e Historia) organizados en sucesivas mesas de exposición que contaron con la participación de comentaristas del campo de las letras y otras disciplinas. Un panel de cierre fue la actividad que dio finalización a las jornadas, en el que participaron las docentes e investigadoras de la Facultad de Humanidades Rita Novo, Elisa Pastoriza y Mónica Bartolucci.

La memoria, el olvido, la historia y la ficción constituyeron los ejes vertebradores de las exposiciones, a la vez que fueron problematizados en sus significados, funcionamiento y relaciones entre ellos. De igual manera se abordaron cuestiones como la de los cruces e intersecciones entre historia y ficción. En efecto, desde la década de los ’80 en la novelística latinoamericana se profundiza esta operatoria discursiva por la cual la literatura toma parte en la lectura y escritura, ficción mediante, de acontecimientos históricos. Coincidente con una ruptura en las formas de elaboración y apropiación del conocimiento, a la vez que se ve la profundización de una crisis de la representación, la ficción literaria toma acontecimientos, procesos, personajes históricos, y los construye de una forma diferente a la que hasta el momento lo había hecho la pretendida objetividad de la historiografía. Se centra en las microhistorias y en su relación con la historia a nivel macro, pone el foco en lo cotidiano y en lo que a primera vista puede parecer nimio, para encontrar así nuevos sentidos del pasado y de las lecturas que se han hecho sobre él, sin por ello invalidar el discurso historiográfico. Al contrario, lo incluye en su discursividad, postulando nuevas interpretaciones de un pasado a la luz de renovadas miradas y perspectivas que se ensamblan desde el estudio de las pequeñas historias de la vida privada: la ficción se inmiscuye en la vida sentimental de personas convertidas en próceres, muestra perfiles poco explorados e incluso ocultados de ellos, trata temas considerados tabúes, toma personajes secundarios de la historia y los convierte en protagonistas; en fin, devela aspectos ocultados o que simplemente quedaron en las sombras de otros relatos y lleva a cabo, por diferentes vías, una deconstrucción del pasado y desmitifica, a veces mediante la parodia y la ironía, a ciertos personajes históricos que han sido investidos con un manto de sacralidad. Cuestiona discursos, representaciones e imaginarios sociales, los problematiza y se cuestiona inclusive a sí misma, a sus posibilidades de construir un relato de manera completa y objetiva: deja al descubierto, al reflexionar sobre el lenguaje con el que construye un relato diferente de los hechos en sí mismos, que en la narración de la historia siempre quedarán espacios en blanco, lagunas, fisuras, intersticios entre lo que por un lado se designa y las palabras con las que, por otro, se construye esa representación. Emerge como ejemplo de esta operatoria de amalgama entre historia y literatura la narración por parte de ésta última de los acontecimientos traumáticos, como es el caso de la narrativa que ficcionaliza las dictaduras militares en Argentina, por mencionar tan sólo el caso local. Ya en el último gobierno de facto surge una narrativa que cuestiona el régimen, con autores como Ricardo Piglia, Juan José Saer, Osvaldo Bayer, Héctor Tizón, Luis Gusmán, Jorge Asís, Silvia Molloy, Tomás Eloy Martínez, entre tantos otros. Hechos y discursos por todos conocidos son vistos ahora bajo otras perspectivas: victimarios que intentan justificar lo injustificable o que simplemente son indiferentes ante los sucesos y víctimas que apenas poseen voz son algunos de los personajes de estas historias, los cuales se sitúan en límites lábiles en los que impera la ambigüedad que cuestiona las categorías inamovibles. Asimismo, se postula la imposibilidad de escribir o relatar lo traumático. En última instancia, por medio de sus mecanismos particulares, la ficción literaria sugiere la imposibilidad de clausurar los acontecimientos del pasado bajo una única perspectiva o interpretación: ya no hay una única historia verdadera. Nuevas miradas y lecturas son propuestas por el discurso literario frente al histórico y en diálogo con él y con otros discursos sociales, no para cerrarse en una interpretación unívoca, sino explotando la polisemia del lenguaje y la narración como forma de cuestionamiento de hechos que no son plausibles de resumirse en una única explicación.

Algo similar sucede con la memoria histórica e individual. Así como la historia no puede reducirse a un único relato, la memoria y las formas del recuerdo son múltiples y plurales. Un mismo acontecimiento vivido por sujetos diferentes es visto, reconstruido, relatado y aún experimentado y valorado de manera diversa por cada uno de esos individuos. En este sentido, existen multiplicidad de memorias y se da lugar a memorias nunca acabadas, sino construidas por variedad de discursos y fragmentos de ellos, muchas veces contradictorios u opuestos entre sí. Simultáneamente, es en el recuerdo y el olvido, ambos de condición selectiva y sesgados en parte por el rasgo de lo involuntario, en los que se construye la identidad colectiva y a nivel subjetivo.

Surgen entonces rasgos comunes a la historia, el olvido, la memoria y la ficción: la fragmentariedad, lo inconcluso, lo siempre abierto a nuevas lecturas e interpretaciones, todas características que dan lugar a la integración de multiplicidad de perspectivas y discursos. Las novelas no se resumen en una interpretación plana e incluso a veces sus personajes y hechos son indescifrables. Una vez más, la literatura invita a no clausurar memorias e historias caracterizadas por su complejidad.

 

Lic. Estefanía Di Meglio – Departamento de Letras – CELEHIS – Facultad de Humanidades – UNMdP


“Alienado”, 2005. De Marita Sampedro, artista visual marplatense.

Afiche de las VI Jornadas Críticas, CELEHIS.

 

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