Los arrecifes de coral son en sí mismos ecosistemas que proporcionan refugio para casi un cuarto de toda la diversidad marina, y por sus dimensiones (algunos tienen más de 2.000 km de largo) influyen sobre las características físicas y biológicas del ambiente circundante.

Un coral es un organismo colonial (perteneciente al Reino Animal), que consta de pólipos (cada uno de ellos es una “pequeña anemona” que tiene su sistema digestivo conectado a toda la colonia) y de un esqueleto externo calcáreo (compuesto por carbonato de calcio). Un arrecife suele agrupar un conjunto de muchas especies de corales y de otros organismos desde algas calcáreas hasta peces. A estos corales duros se los denomina biogénicos (de origen biológico) porque es su cuerpo el que forma el arrecife.

Por otra parte, los arrecifes no biogénicos son aquellos donde los animales o vegetales crecen sobresaliendo del sustrato y su cuerpo no forma parte de la estructura. Sólo unas pocas especies de invertebrados no coloniales son capaces de desarrollar este tipo de arrecifes. Es decir, esta estructura podría estar formada enteramente por los organismos y sus tubos o valvas, o bien podría formarse por sedimentos, piedras y conchillas unidas por secreciones que producen los mismos organismos.

Los bancos de bivalvos, como los de mejillones, pueden formar parches discretos (o sea pequeños bancos). Sin embargo, bajo ciertas condiciones, estos mismos organismos pueden formar bancos continuos, los cuales pueden ser considerados arrecifes. Unos pocos gusanos marinos constructores de tubos calcáreos también pueden formar arrecifes. En la laguna costera de Mar Chiquita tenemos un ejemplo de unos de estos poliquetos (gusanos marinos segmentados, parientes de las lombrices) que los forman.

En la ciudad de Mar del Plata existen arrecifes. Extrañamente están formados por poliquetos que no forman arrecifes en ningún otro lugar del mundo ¿Cómo es esto posible?

La especie Boccardia proboscidea, es un organismo que perfora rocas blandas y valvas de moluscos, o construye tubos mucosos que recubre con arena. Fue descripto para las costas oeste del Pacífico de Norteamérica. Sin embargo, en numerosas partes del Océano Pacífico esta especie fue registrada y catalogada como invasora (Hawái, Australia, Japón, Nueva Zelanda), y también fue registrada en Sudáfrica y posiblemente en España.

Es difícil que una especie oriunda de otro lugar se instale en un nuevo hábitat. Las especies locales hacen de defensores (competidores, predadores y parásitos) impidiendo el asentamiento de especies foráneas. Sin embargo, con el paso del tiempo y luego de varios intentos fallidos, una nueva especie puede llegar a establecerse y convertirse en no-nativa o exótica. Estos organismos pasan desapercibidos por un tiempo (probablemente años), sin alterar la estructura y funcionamiento de la comunidad. Pero estas especies, muchas veces favorecidas por la contaminación (que afecta preferencialmente a las especies “defensoras”) pueden llegar a proliferar y desarrollar grandes poblaciones que alteran significativamente la estructura local. Estas especies pasan a ser “invasoras” y pueden producir desastres ambientales, y repercutir negativamente en la salud del ecosistema (destruyendo cultivos, desplazando a especies de interés comercial, etc).

La presencia de este poliqueto invasor en Mar del Plata fue registrada en el año 2008, en sitios contaminados por la descarga cloacal. En efecto, a partir de la primavera de ese año, las plataformas de abrasión (las plataformas de tosca, casi horizontales) que rodean a la descarga cloacal de la ciudad aparecieron cubiertas casi en su totalidad por masas de arena. En realidad se trataba de tubos de esta especie de poliqueto, construidos uno al lado del otro verticalmente, alcanzando tales densidades que formaban estructuras sobresalientes, por encima de las cuales una persona podía caminar (Figura).

Las áreas aledañas a la descarga cloacal de Mar del Plata están contaminadas, pues las especies locales han sufrido por las pobres condiciones ambientales. Un efluente como este, que arroja hasta 300.000.000 litros por día de aguas cloacales sin tratar, produce aumento de la turbidez, y descenso del oxígeno disuelto (fundamental para la vida). En particular, el organismo que forma la estructura de la comunidad intermareal, el mejillín Brachidontes rodriguezii, se ve perjudicado por tanta contaminación orgánica aportada por el efluente cloacal. Numerosos estudios muestran que tanto la población de este bivalvo, como la comunidad que constituye, se ven severamente afectadas. Al quedar debilitados, han posibilitado el ingreso y la explosión demográfica del poliqueto invasor.

Esta especie invasora es, además, un claro ejemplo de indicador de impacto ambiental por aguas contaminadas. Con una importante salvedad: en áreas contaminadas por efluentes cloacales tratados secundariamente del Pacífico, esta especie alcanza hasta 160.000 individuos por metro cuadrado (una altísima densidad); aquí, en Playa “las Delicias” al lado del efluente, alcanza a 1.600.000 individuos por metro cuadrado! Cifra inédita en el mundo y un claro indicador biológico de la contaminación. Lamentablemente Mar del Plata tiene arrecifes.

Jaubet, M.L. y R. Elias
Laboratorio de Bioindicadores Bentónicos. Instituto de Investigaciones Marinas y costeras (IIMyC) – Universidad Nacional de Mar del Plata.