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Miércoles, 15 de Mayo de 2024
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El solo éxito económico nos transformará en una próspera factoría, pero no en nación.
Una nación es bienestar económico al servicio de la cultura y la educación”
D. F. Sarmiento  

Hoy  es interesante insistir en la valoración de la educación como agente transformador de un país tal como lo planteaba Sarmiento, responsable de la reestructuración del sistema educativo e impulsor de la Ley de enseñanza pública, laica y gratuita. Entendía que el fortalecimiento de una identidad desde la escuela era la manera de reunir una sociedad dividida culturalmente. Si  bien eso implicó la desvalorización de ciertas particularidades, no estaba equivocado.
Hoy, mientras nos asustamos observando el desmembramiento de la sociedad, sería interesante que aprovecháramos el espacio que nos brinda la escuela para reflexionar sobre la posibilidad de revertir esta situación.
Tal vez uno de los factores más importante  sea el retorno a la concepción, hoy desprestigiada, que sostiene que la Educación demanda exigentes esfuerzos. Esfuerzos sostenidos no sólo por parte de quien se educa, de docentes y padres que deben estimularlo, sino también del conjunto de la comunidad.
Como el mismo Sarmiento, algunos de nuestros antecesores sostenían que la educación constituye  un elemento esencial para constituir una nación, el núcleo de nuestra cultura
 Pero no olvidemos que la historia se mueve no sólo por las grandes figuras, sino también por el pequeño gran esfuerzo de cada uno de nosotros, allí radica nuestra responsabilidad.
Trabajando día a día  docentes y alumnos construimos una nueva realidad, pensando en aquello que nos caracteriza y nos reúne para valorizarlo y afianzarlo: el valor del pensamiento crítico, la importancia de la lectura y la reflexión, la primacía del razonamiento y la trascendencia de la solidaridad.
Sin embargo, tendencias contradictorias, desdibujan y comprometen seriamente el éxito en la educación: el desprestigio con el que se va tiñendo la actividad intelectual, la desjerarquización del rol docente y  la desvalorización de la cultura van siendo adoptadas como consideraciones sociales.
Pareciera, que los valores suben y bajan, que nada es seguro en el mercado de las  emociones, que todo tiene un precio.
La vida se ha tornado en un parque de diversiones y en ese universo infantil no existe el compromiso fuerte, ante el horror a lo difícil y la dificultad para afrontar esfuerzos, el producto deviene frágil, inconsistente.
Para educar no basta la libertad y autonomía, se requieren reglas, obligaciones, esfuerzo, tiempo. La libertad debe aprenderse, las habilidades que supone su ejercicio deben ser aprendidas gradualmente en el ámbito  escolar.
Nuestra esperanza es que exista un menú alternativo, otra opción que se dibuje a través de la inteligencia, el esfuerzo, la belleza del espíritu,  nuestros alumnos son nuestro testimonio.
Mientras la mediocridad y la insatisfacción constante van ganando,  nuestros chicos fatigan las aulas en búsqueda de su propia fórmula, la que les permitirá generar su percepción del conocimiento: saber que pueden aprender, tener confianza y disposición de que pueden aprender lo que sea y a cualquier edad.
Podrá modificarse todo alrededor del docente y sus alumnos pero, en última instancia, la clave depende de esa relación singular, inexplicable que se establece entre ellos en la intimidad del aula, mientras el docente renueva año a año su contrato, establecido desde su modo de vida y su vocación.
Nuestra esperanza tal vez siga siendo mantener este singular baluarte de la  resistencia cultural en el que se defienda una forma alternativa de conocer, de evaluar, de relacionarnos, en contraposición a la vulgaridad e inmediatez.           
Ser educador hoy es portar una tarea de amor: dar a los alumnos con la luz del conocimiento es el mejor regalo que les podemos hacer, manteniendo la esperanza de que algo podrá cambiar en nuestro mundo….
 FELIZ DÍA para los que son docentes con título, pero que sobre todo para aquellos que son maestros de alma, algo que ningún diploma certifica, a los que día a día tratamos de ser fieles a lo  propusiera  Séneca:
“Mientras vivamos, mientras estemos entre seres humanos, cultivemos nuestra humanidad”

Lic. Myriam Oller
Coordinadora área de Cs. Exactas y Nat.
Colegio A. Illia  UNMdP
Emprendedor XXI Galicia Sueldos Universia
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