A fines de los años 50 los educadores europeos acuñaron el término Androgogía (derivado de la palabra griega “anere”, que significa “adulto” y “agrocus”, equivalente a “conductor de la enseñanza”) para referirse al estudio y aplicación de la educación de los adultos. Quiso diferenciarse así la Andrología de la Pedagogía (derivado del griego “paidos”, que significa “niños” y “agein”, similar a “guiar”) que se concibe como el arte de educar a los niños.
Al diseñar programas de aprendizaje destinados a adultos, es necesario tener en cuenta sus necesidades y expectativas, ya que no podemos educar al adulto usando las mismas técnicas que utilizamos cuando damos clases a los niños. El niño se arriesga; no le teme a los errores… y repite lo que dice el profesor con una increíble capacidad de imitación, logrando así una buena pronunciación. Además consigue comunicarse fácilmente con el otro. Pero los adultos tienen otras características, muchas de ellas positivas, que deben aprovecharse: son una ventaja con la que cuenta el aprendiz adulto.
En primer lugar, es importante reconocer que los adultos poseen experiencias —como punto de partida para la incorporación de nuevos conocimientos—, información, habilidades y valores que han venido adquiriendo y desarrollando en su vida cotidiana. Por lo tanto, es imprescindible conducir el proceso educativo a través de una metodología predominantemente activa y colectiva, en la cual prevalezcan momentos de discusión sobre problemas generados a partir de la interacción del adulto con objetos, hechos y personas.
Una de las últimas metodologías aplicadas en Educación para Adultos bajo este enfoque, consiste en aplicar tres etapas interrelacionadas una con otras:
Descubrimiento: se desarrolla al inicio del proceso de aprendizaje y consiste en hacer que los adultos reflexionen y rescaten las experiencias y los conocimientos que tienen sobre el tema de estudio.
Aprendizaje: es la segunda etapa del proceso y consiste en que los adultos se remitan al libro de texto y en particular al tema.
Aplicación: es la última etapa y su desarrollo permite reiniciar nuevamente el proceso: los adultos tratan de dar una aplicación práctica de todo lo aprendido en su vida cotidiana.
Por otra parte, además, es primordial que el educador de los adultos comprenda el conjunto de variables que inciden en el aprendizaje; por ejemplo: problemas de índole familiar, desconfianza de su capacidad cognoscitiva, limitaciones socioculturales, temor al ridículo, ritmo de aprendizaje lento, entre otros.
En síntesis: para planear las actividades educativas, se debe tener en cuenta la vinculación entre intereses, experiencias concretas y producción de saberes por parte del adulto, considerando que cada adulto-educando tiene su propia historia. Valga destacar entonces la fundamental importancia que tiene la elección de un profesional experimentado y capacitado en la enseñanza de adultos.
Desde su creación, el Laboratorio de Idiomas, que funciona en el edificio de Rectorado de la Universidad Nacional de Mar del Plata, ha contado con cursos específicamente orientados para satisfacer las necesidades de alumnos mayores de 18 años.

María Cristina Villecco. Profesora de inglés y Especialista en Docencia Universitaria. Desde hace más de 20 años se desempeña como docente en el sistema educativo. En los últimos años lo hace al frente de grupos de alumnos adultos, casi exclusivamente. Docente de Inglés en el Laboratorio de Idiomas, UNMDP.