A 89 años de la Reforma Universitaria

¡Vergüenza para el estado que renuncie a apoyarlas, o debilite este instrumento de soberanía nacional e intelectual!
Rodolfo Rivarola. “Defensa de las Universidades Nacionales” 1911

Autonomía en el pensamiento, capacidad para determinar sus principios, gobierno tripartito, concursos  docentes,  libertad de cátedra, orientación académica,  potenciar y definir sus misiones y funciones en lo que hace a la enseñanza, investigación, extensión y gestión; son algunos de los procesos que la Universidad Argentina fue haciendo suyos, tras aquel movimiento que 89 años atrás se inició en la Universidad Nacional de Córdoba conocido como “La Reforma Universitaria”.
Sin duda, el principio de Autonomía Universitaria, fue el que hizo posible la concreción de los demás.  La capacidad de gobernarse, legislarse, elegir en forma conjunta y democrática a sus autoridades, cambiaron la Universidad y le otorgaron al Sistema legitimidad e independencia sobre los poderes del Estado.
La Autonomía por nada le concede a la Universidad “fueros especiales”. La Autonomía no puede ser sinónimo de abusos, ineficiencia, utilización de  los fondos públicos para otra cosa que no sea el estricto  cumplimiento  su misión. Se desvirtúa y desaparece si con ella se  privilegian intereses particulares, de grupo o se cae en prácticas clientelistas.
Autonomía Universitaria es compromiso con la Sociedad. Es rendir cuentas, solución a los problemas e intereses de la comunidad, sujeción estricta a la Ley, eficiente manejo  de los fondos públicos y transparencia administrativa. Sólo de esta forma la tan proclamada y a veces mal interpretada Autonomía podrá respaldarse y legitimarse en toda la comunidad.
El  cuerpo ideológico del este movimiento estudiantil que generó la Reforma Universitaria  impactó en América Latina. Hubo un lenguaje común, un movimiento de rebelión en casi todos los países del continente. Intelectuales, políticos y pensadores como  Mariátegui, Julio V. González, José Ingenieros, Deodoro Roca, Mella y Haya de la Torre, entre otros; comenzaron a hablar de “Nacimiento de una Nueva Generación Latinoamericana", “Lucha Social”, “Universidad del Porvenir”, “Unidad Latinoamericana”, “Nueva Generación Espontáneamente Revolucionaria".
Con seguridad la Reforma no -  es en sí misma –la   panacea ni la solución para las complejas problemáticas que atraviesa la Universidad Argentina.
Los postulados reformistas tuvieron como sustento la voluntad democratizadora y el compromiso social de sus protagonistas. Su actualización y vigencia están directamente vinculadas al contexto general del país y sería necio separar a la Educación Superior de las tantas  crisis políticas, económicas, sociales, que la República Argentina sufrió en el pasado siglo XX y también en lo que va del inicio de este tercer milenio.
Comprometerse con  las necesidades sociales generadas permitirá establecer una agenda universitaria en sintonía con el pleno desarrollo científico tecnológico del país, atender las prioridades nacionales y regionales, asumir con el conjunto  de la sociedad los cambios y desafíos  que la Argentina de  hoy reclama.